Tips para conservar el queso de cabra

Hoy se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Una fecha promovida por la ONU para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Actualmente 1 de cada 3 alimentos acaba en la basura, es decir el 30% de toda la producción mundial  se pierde o se desperdicia. Esto supone también malgastar recursos naturales como el agua y la tierra, producir gases de efecto invernadero, y tirar dinero y trabajo.

Este vídeo explica porqué se celebra este día: https://www.youtube.com/watch?v=ptF91l2RqBM

Si queremos promover sistemas alimentarios sostenibles es necesario reducir las pérdidas y desperdicio de alimentos. Para ello es fundamental la concienciación sobre este problema global.

Cuando aparece algo de moho en el queso, mucha gente procede a tirar el queso a la basura directamente. ¡No hace falta ser tan radical! La aparición de moho y otros fenómenos son hechos naturales asociados a la curación del queso.

Por ello, desde Quesos Montes de Málaga queremos hablarte hoy sobre cómo aprovechar nuestros quesos al máximo, ofreciéndote una serie de tips para conservarlos.

EL QUESO ES UN PRODUCTO VIVO

Lo primero que tenemos que saber, es que los quesos artesanos son un “producto vivo”. Es un alimento que tras elaborarse, evoluciona y madura, y durante todo ese proceso, una serie de microorganismos de la leche actúan sobre el producto.

Cuando compramos un queso, los microorganismos de la leche siguen presentes…Ciertas condiciones de temperatura y humedad, favorecen la proliferación de organismos propios del metabolismo de la grasa, proteínas y azúcares, que le dan su aroma y sabor característico.

TIPS PARA EL QUESO FRESCO

El queso fresco es muy perecedero y vulnerable a la contaminación con microorganismos patógenos. Por tanto, es muy importante no romper la cadena de frío, y para conservarlo lo idóneo es hacerlo siempre en el frigorífico.

El queso fresco es un producto húmedo, y la humedad es el lugar perfecto para el desarrollo de bacterias y mohos. El secreto para conservarlo de manera óptima es evitando un exceso de humedad. Lo ideal es colocarlo en un recipiente cerrado como un táper, y en la base poner un papel de cocina para que absorba la humedad y las pequeñas cantidades de suero que pueda soltar.

El queso fresco se recomienda consumirlo en 3-4 días como máximo desde que abrimos su envase original. Si se reseca la superficie del queso, retiraremos con un cuchillo esta parte y podemos seguir disfrutando del producto.

TIPS PARA EL QUESO MADURADO (tierno, semicurado, curado…)

Al igual que el queso fresco, la mejor opción para conservar el queso madurado es guardarlo en la nevera, a poder ser en los cajones inferiores.

Si lo guardamos en su envase original al vacío, podemos conservarlo en el frigorífico durante meses, siendo conveniente voltearlo cada cierto tiempo para que se preserve de forma homogénea.

Una vez que comencemos a consumirlo, lo ideal es usar un cuchillo que nos permita llegar fácilmente al centro del queso para cortarlo en forma de cuña. La presencia de irregularidades favorece la aparición de microorganismos, por lo que hacer un corte homogéneo ayudará a conservar el queso durante más tiempo.

Una vez cortado, debemos cubrir los trozos con papel de aluminio o film transparente, evitando así que entre oxígeno y proliferen las bacterias. Lo ideal es tapar sólo la parte central del queso,  ya que la corteza es mejor que respire de forma natural.

Para guardar el queso en la nevera también podemos usar  un táper con forma de cuña con cierre hermético. O si tenemos en casa una envasadora al vacío de uso doméstico, mejor que mejor.

Una de las maneras más tradicionales de conservar el queso es en aceite de oliva virgen extra. Debes tener en cuenta que el aceite le añadirá matices y aromas característicos, transformando el sabor final del queso, pero sin duda es una opción muy saludable para conservarlo. Para ello debes cortar el queso en trozos  y sumergirlo dentro de un recipiente  de barro o vidrio con aceite. Para que se mantenga en buen estado durante meses, debe permanecer a una temperatura inferior a 20 °C en un lugar fresco.

Otra forma de conservar el queso es congelándolo, pero te lo recomendamos como última opción, ya que con este método el queso pierde algo de aroma, textura y sabor.

Y, ¡recuerda! Si aparece moho, ¡no pasa nada! Basta con hacer un corte y retirar la capa de moho existente. El resto del queso se puede seguir consumiendo sin ningún problema.

Nuestro último consejo es que el queso madurado conviene sacarlo de la nevera una hora antes de su consumo y dejarlo  a temperatura ambiente durante ese tiempo, para que se atempere y puedas disfrutar al máximo de su sabor.

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